Hula: El origen

En la entrada anterior hemos visto una de las leyendas que circulan sobre la invención/creación del hula. Pero no es la única.

Otra de ellas cuenta que Laka, la diosa del hula, alumbró la danza en la isla de Molokai.

Pero sin duda, la más extendida narra la historia de Pele, diosa de los volcanes y del fuego, quien pidió a sus hermanas que la entretuvieran cantando y bailando. Sólo la más joven de las hermanas, Hi’iaka cumplió sus deseos e hizo un grandioso y muy admirado espectáculo, para regocijo de todos.

 

Las leyendas son diversas pero lo que está claro es que el hula nació para adorar a los dioses. Antiguamente se danzaba alrededor de un altar en el que se encontraba la figura de la diosa Pele. Cuando aún no existía la lengua escrita, los hawaianos usaban los cantos para transmitir sus historias y las de los dioses a sus descendientes. Estos cantos se llamaban «oli» pero no tenían acompañamiento de danza. Al que se acompaña del hula (baile) se le llama comunmente «mele».

Bailar hula no es interpretar una coreografía. El hula pretende llegar al interior del individuo, ponerse en la piel de los significados del canto. El maestro hula es el encargado de enseñar los movimientos y la filosofía de los mismos a los estudiantes. En la Antigüedad, quien se entrenaba en el arte del canto desde la infancia adquiría el título de «haku mele» y esto le proporcionaba un estatus muy elevado en la sociedad.

El hula lo interpretan tanto hombres como mujeres; aunque el hula se suele asociar más con las mujeres, el baile de los hombres es mucho más vigoroso. Sin embargo los recitadores de los cantos (mele) son y fueron mayoritariamente hombres.

 

Los hombres también bailan hula

En 1820 llegaron a las islas los misioneros, quienes intentaron acabar con la cultura hawaiana e imponer la suya (algo que se ha ido haciendo lamentablemente en todas las historias de las culturas del mundo). Claro está, denunciaron el hula por representar una ceremonia politeista y la conducieron a la clandestinidad. Los hawaianos continuaron practicándola y transmitiéndola en secreto.

Hasta que en febrero de 1883, en la ceremonia de coronación del rey Kalakaua algunos hombres le dedicaron cantos acompañados de mujeres que bailaban hula. Al rey Kalakaua se le conoce como «Merrie Monarch» en honor a sus esfuerzos por recuperar el hula y otras costumbres hawaianas, a pesar de la negativa de los protestantes. Pese a estos esfuerzos, hasta 1896 (tres años después del fin de la monarquía)  no se acabaron todas las restricciones a la representación del hula, cuando la República de Hawai consideró que su baile promovería el turismo de la isla.

Imagen del Rey David Kalakaua "Merrie Monarch"

Pero fue entonces cuando el hula comenzó a comercializarse, representándose en películas de una forma poco fidedigna y se transmitió una clase de hula que no era el verdadero, con diferentes accesorios y melodías.

Sin embargo en las escuelas de hula, halau, se seguían enseñando la auténtica danza tradicional, que se fue transmitiendo a pesar de las imitaciones holliwoodienses. Estas escuelas eran muy estrictas y los estudiantes debían seguir unas duras reglas de conducta y obedecer al profesor. Por ejemplo, no se les permitía cortarse el pelo o las uñas, se prohibían ciertos alimentos y el sexo no estaba permitido.

 

La graduación de los estudiantes se celebraba en una ceremonia con un estricto protocolo. Debían permanecer en la escuela durante varios días ensayando, haciendo ritos de purificación en el mar, ofreciendo oraciones, etc. Hoy en día esta celebración tiene una organización similar a la de antaño.

 

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